lunes, 8 de marzo de 2010

Nosotros, Histeria.

En algún lugar que no importa, Samuel a sus 12 años vio el mundo destruirse. No se debía al tan mencionado 2012, sino la avaricia humana.

Su madre se había ido a trabajar, dejándolo con su única amiga, la televisión, ninguno de los trecientos canales le llamaron la atención al joven Samuel, hasta que se topó con uno que su padre veía los viernes en la noche, el canal de la Histeria. Un presentador calvo, con una voz imperativa dijo:

"Si usted, usted que esta viendo este programa prepárese para ver La Doctrina del shock."

Samuel miró fijamente la pantalla, de pronto sintió pasar por su cuerpo unos impulsos eléctricos. El conductor decía:

- ""Prepárese para conocer el shock mental del neoliberalismo y el dominio del capitalismo, la economía y sus manipulaciones, el silencio y el maltrato, el pasado y el futuro."

Un impulso fuerte dominó su cuerpo, asustado cerro los ojos, así duró 30 largos segundo, para después abrir los ojos y descubrir la histeria y el shock.

Se encontraba caminado por los llanos chilenos, vio desaparecer cientos por aclamar sus ideas. Suspiró y encontró a los desaparecidos argentinos o al menos lo que quedaba de ellos. Respiró un poco más fuerte, vio a la tan nombrada reforma británica aplastar a los mineros . Exhaló y encontró las minas plantadas en el medio oriente.

Confundido trataba de calmarse, aquellas imágenes lo atormentaban. Suspiró una vez más y encontró al maldito lobo con dientes amarillos como los de Margaret Thatcher, orejas de chango sin ofender a Bush, un uniforme militar de Pinochet, un simpático sombrero estrellado de tío Sam y un falso acento ruso.

Samuel desesperado tomó un estandarte del sindicato, aclamó en contra del Lobo, pero no fue suficiente, necesitaba ayuda, gritó tan fuerte que sintió sus cuerdas vocales desgarrarse, de las lejanas llanuras vino un joven más pero tampoco lo escucharon, llamó a dos más pero tampoco los escucharon, llamó a tres más pero tampoco funcionó, llamó a cuatro más pero ni siquiera tuvieron oportunidad de gritar, así hizo 121 veces más. Pero sus esfuerzos fueron insignificantes, hasta que de las entrañas de la multitud llegó un niño de 12 años, el parecido con Samuel era inevitable, el niño tomó un destapacaños y golpeó en el hocico al Lobo para dejarlo noqueado. Del bolsillo sacó un frasco con la inscripción arsénico , lo abrió y lo tiró encima de este. Poco a poco la gente vio como se consumía el cuerpo del Lobo.

Los flashes de las cámaras invadieron la escena, todos se peleaban por tomar la última foto, eran tantos que Samuel no pudo evitar el pánico, cerró los ojos, 30 largos segundo escuchando los gritos de la multitud, al abrir los ojos, estaba nuevamente en su sala. Tomó el control, apago la televisión y se fue a dormir.

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Si me preguntan ¿por qué? respondo: “Doctrina del shock” documental a la vuelta de la esquina.

4 comentarios:

  1. "Prepárese para conocer el shock mental del neoliberalismo y el dominio del capitalismo, la economía y sus manipulaciones, el silencio y el maltrato, el pasado y el futuro."

    Da miedo, pero me gustó el relato.
    Interesante lo de la doctrina del shock. El año pasado vi el libro, pero en ese momento no tenía cash. Gracias por recordarlo, ahora queda en la lista de pendientes!

    Besos!

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  2. Joder, que bueno.
    De concurso.
    Y cualquier día real...

    Saludos.

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  3. Me recuerdas un cuento de Edgar Allan Poe...Me dejas mareada...Un crudo relato...Fotografía de una realidad....

    Besos con cariño

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  4. Que buen relato, da miedo, pero siempre me gusto esta lectura.
    Felicidades por tu blog, y gracias por tu comentario en el mío
    Besos.

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